COMUNA DE SALAMANCA:
RECUERDOS DE FIESTAS PATRIAS, UN SENTIR GENUINO
La tradicional ramada, el paseo de la canasta, las carreras en burro, las casas recién pintadas y los chilenos de ropa nueva, entre tantos otros detalles y preparativos, eran algunas de las manifestaciones que se daban en Salamanca por la celebración más importante del año: las Fiestas Patrias.
Eran otros años y otras formas de vida, con intereses que han ido quedando en la historia de Salamanca. Hace 60 años atrás, el aniversario patrio era el evento que lograba desenvolver la expresión más pura y valorada de raigambre. En la memoria de padres, abuelos y bisabuelos, viven los recuerdos que traen brillo a los ojos y expresan emociones por los buenos tiempos. Vale la pena preguntarles a ellos cómo eran esos tiempos y cómo era la antigua y original Salamanca hace décadas atrás.
Aquel 18 de septiembre
Entre casas relucientes y gente bien vestida, muy temprano, a eso de las 7:00 am, el Cerro Chico daba el primer saludo a la Patria con 21 cañonazos consecutivos que abrían la jornada. Más tarde, el punto de encuentro se daba en la plaza con el acto oficial del 18 de septiembre, donde se engalanaba a Chile con poesía, música y bailes tradicionales.
Acabado el acto, los salamanquinos se iban directo a la ramada, ubicada en ese entonces entre el edificio municipal y la parroquia. Toda cubierta por el aroma del arrayán de los pilares y techos, la ramada recibía con almuerzos y comidas típicas a los comensales, quienes esperaban con ansias el comienzo de cuecas y valses, mientras la pista se iba llenando de una neblina de tierra por el zapateo de las parejas.
Los juegos populares, imprescindibles en aquellos días, convocaban a niños y adultos para participar de clásicas pruebas de ensacado, la carrera del huevo en la cuchara, el palo ensebado, la gallinita ciega y tantos más. También surgían carreras en bicicleta, carreras en burro, peleas de box amateur y hasta carreras de motocicletas.
Algo que era una tradición puramente local y muy especial para la comunidad, era el show pirotécnico de don Carlos Valencia, antiguo comerciante y ex alcalde de Salamanca, quien cada año en un acto de altruismo, compartía fuegos artificiales durante la noche del 18, los que se lanzaban desde la plaza de la ciudad y regalaban un espectáculo único.
Teniendo la agricultura como base de la comuna, el rodeo de campo es un clásico de clásicos. La medialuna de El Queñe fue uno de los principales centros que reunió corraleros de todos los sectores y rincones del país, y que también es recordada por haber recibido grandes visitas de la época como: Silvia Infanta y los Baquianos, Las Consentidas, Las Caracolito, el dúo Rey Silva y, en repetidas ocasiones Violeta Parra, en su época más intensa de recopilación de antecedentes tradicionales del país.
Durante el 19 de septiembre, y para terminar, acontecía el Paseo de la Canasta, un particular y bien recordado evento. Grandes romerías partían desde muy temprano en dirección al Cerro Chico, en su mayoría, cargadas con canastas bien surtidas para el almuerzo y las meriendas para el “familión”. Allí se pasaba el día bajo la sombra de un árbol, con una radio a pila que transmitía la música y saludos populares, mientras los más pequeños jugaban y disfrutaban, y los mayores tenían largas conversaciones y compartían también con otras familias que visitaban el sector.
La música de la época se basaba en estas tradiciones y costumbres tan propias. La Agrupación Mallacún compuso entre muchas, una canción llamada “Paseo de Canasta” que cuenta sobre las Fiestas Patrias y esta actividad en particular:
Ya se engalanan las casas
En las calles de mi pueblo.
Florecen en primavera colores de mi bandera.
Paseo de Canasta por prados y cerros,
Alegre va cantando a coro un pregón.
Los niños se divierten con los volantines,
Mientras los grandes ríen al lado del fogón.
El sol relumbra agradable.
Hay perfume a hierbabuena
Y el aroma de la chicha inunda las callejuelas.
Fiestas Patrias hace décadas atrás se celebraba con sentimiento, apegados a las tradiciones del campo chileno y a las costumbres propias de una comunidad pequeña, donde se realzaba lo propio y se vivía con orgullo el aniversario de la independencia de Chile.
Fuentes:
Jorge Saldívar Barraza, Historiador de Salamanca /
Nono Chávez, Músico integrante de Mallacún y Cultor del folcklore local